Época: Bronce
Inicio: Año 2300 A. C.
Fin: Año 1500 D.C.

Antecedente:
Wessex, la Armórica y Micenas

(C) Emma Sanchez Montañés



Comentario

En Wiltshire, no lejos de Stonehenge, un túmulo, de gran repercusión arqueológica, absorbe los aspectos culturales y artísticos más relevantes de la cultura de Wessex. Es éste el túmulo de Bush Barrow. Su ajuar correspondía a un enterramiento masculino de inhumación al que se hizo acompañar de un hacha de bronce, de dos puñales -de cobre y bronce, respectivamente-, de tres joyas de oro, de una maza de piedra, y de un bastón o cetro, del que quedaron un grupo de tiras de hueso denticuladas, que irían colocadas en bandas sobre dicho cetro.
Los objetos áureos muestran una experta labor laminar en oro. Uno de ellos es una gran placa romboidal, decorada con grupos de líneas incisas formando rectángulos superpuestos; el segundo, una versión en pequeño de este adorno romboidal; y el tercero, un broche de cinturón, constituido por dos piezas reunidas, que responde al mismo estilo ornamental y a similar técnica. Particular interés tiene el cetro. Las aplicaciones de hueso en zigzag ostentan un parentesco evidente con el hallazgo ocurrido en la tumba rota del Círculo B de las tumbas de pozo micénicas.

Si ésta es la faceta masculina de los ajuares de las tumbas ricas de Wessex, otro túmulo, asimismo en Wiltshire, el de Upton Lovel, completa el cuadro con la versión femenina. El ajuar contenía un collar de varias vueltas de cuentas y placas perforadas de ámbar, una placa de oro con incisiones lineales, cuentas de este metal, un accesorio cónico de concha forrado en oro, un cuchillo y un cincel de bronce, además de vasos de cerámica. En esta importante serie de objetos de valor, el collar de placas perforadas es la pieza en la que merece la pena detenerse, por justificar la relación de la cultura de Wessex con el Egeo. Esta clase de ornamento, hecho de material apreciadísimo, del ámbar hiperbóleo, irrefutablemente atlántico, es el que se repite en Micenas, en concreto, en la tumba Omicron. Wessex y Micenas. Es ésta una cuestión difícil de aprehender en términos justos, un tema objeto de constante polémica. C. Renfrew planteó en 1968, basándose en dataciones radiocarbónicas, entonces aún sin calibrar, la fórmula opuesta: "Wessex without Mycenae" (Wessex sin Micenas).

Los apuntados paralelismos con Micenas de las dos famosas tumbas reseñadas de Wiltshire podrían extenderse a otras de la cultura de Wessex que han proporcionado discos de ámbar y hueso montados en oro; botones de concha y oro; perlas de loza, etc., y, en particular, al túmulo que albergó un vaso de oro de paredes rugosas y asa ajustada con remaches romboidales. Es éste el vaso de Rillaton (Cornualles), el cual se coloca en línea comparativa directa con el par de copas de oro halladas en la tumba del pozo IV del Círculo A de Micenas. La forma y la técnica de adhesión (remache y arandela) del vaso de Rillaton son a su vez equiparables a las que sustenta otro vaso áureo hallado cerca de Bonn: el vaso de Fritzdorf, y a un tercero de Suiza: el vaso de Eschenz. Para aquellos que se resisten a entender dichos vasos de chapas de oro como copias micénicas, la forma de los mismos no distaría de las de algunos vasos campaniformes; o si no fuera exactamente así, su tipo correspondería a la versión en oro de otros vasos parecidos, pero realizados en ámbar o concha, como el de Howe y Farnay, o el perdido de King´s Barrow que, sin embargo, pertenecen sin duda a la producción local.

Es probable que el vaso de Rillaton, y sus contrapartidas continentales, sean el reflejo de un cúmulo de factores que suceden al unísono y que no son, en principio, incompatibles. Coinciden los tratadistas de la cerámica campaniforme en Gran Bretaña en señalar la aureola de bien preciado, de donativo en gran estima que hubieron de tener algunos "beakers" (campaniformes). Ciertas tumbas campaniformes muy señaladas, si bien ubicadas en regiones a veces apartadas de Wessex, mostraban, en germen, el espíritu ambicioso y opulento de algunos de sus dueños más ricos. La tradición ritual del campaniforme está presente en Wessex, como lo demuestra la inclusión de hachas de combate y de botones cónicos de azabache entre el componente genérico de los ajuares. Por otra parte, es evidente que el afán de notoriedad de la clase enterrada en los túmulos ricos de Gran Bretaña, de la Armórica, o del valle del Rin, promovió el aprecio de objetos de regalo y de exhibición; incentivó las comunicaciones desde las islas Británicas al Peloponeso y, a la postre, promovió la difusión de una koiné indefinida micénica por la Europa bárbara; en contrapartida, involucró a esta Europa bárbara en la riqueza micénica. Sutilmente, pues, Wessex puede explicarse con y sin Micenas.

A la historia del Arte le incumbe, especialmente, el trabajo en oro. Este es exquisito y sin comparación en otras regiones. Se ha creído que es obra de un mismo maestro o de un mismo taller, a la vista de la similitud técnica y estilística de las joyas áureas de Wessex. En términos estrictos, este postulado significa que la fase álgida de Wessex tuvo un período corto de existencia. En tal caso, la salvedad sólo sería aplicable a las contadas tumbas con oro en el cómputo general de la cultura.

El orfebre de Wessex era un consumado artista en la placa de oro, inimitable en el cálculo de líneas de la decoración grabada, y meticuloso en el diseño del objeto. Su formación está enraizada en la tradición local de las joyas campaniformes, pero no fue impenetrable a las técnicas continentales. El trabajo en bronce también dejó huella en su obra. De la práctica broncística del taller de oro de Wessex da muestra una obra cumbre: la Capa de Mold (Clwyd), todo un vestido de ceremonia, ornado con apretadas filas de esferas y diamantes en repujado. Ninguna otra pieza podría representar mejor ni la faceta artística de la cultura de Wessex, ni la afición por los símbolos de poder de sus representantes. El oro de Micenas no le va a la zaga.

Pocos objetos de arte son equiparables a los de Wessex, fuera de esta región. Cabe mencionar los collares de azabache, en tumbas de inhumación o cremación asociadas a los campaniformes tardíos, o a las gentes que se llevan a la tumba grandes recipientes decorados con líneas entramadas impresas, incisas o excisas ("Food vessels", recipientes de alimentos). Uno de estos ejemplares es el collar de esta materia orgánica, de color negro y textura pulida, de Melfort (Strathclyde), en Escocia. Tal ornamento está formado por múltiples cuentas bicónicas engarzadas en placas decoradas con motivos de zigzag o romboidales en negativo por encima de un puntillado. Su constitución, sin embargo, viene a ser un remedo de los collares de ámbar corrientes en la cultura de Wessex.

Aunque sin relación con el tema de Wessex y Micenas, pertenece exclusivamente a la producción artística de Gran Bretaña en la Edad de Bronce Antiguo el caso singular de tres tambores de arenisca, decorados con un estilizado tema geometrizante en su panel central del que emerge una figura ocular y que fueron hallados en la tumba de un niño en Folkton Wold (East Yorkshire). Estos tambores (Folkton drums) son únicos, lo que dificulta enormemente la posible determinación de su carácter: personal, ritual, simbólico, etc. La forma recuerda otra similar tradicionalmente en madera; la técnica decorativa (acanaladuras, incisiones, líneas en relieve, etc.), sugiere la consonancia con procedimientos ornamentales parecidos sobre las superficies cerámicas de los "Food vessels" y sus variantes. Por tanto, los tambores de Folkton pudieron haberse fabricado en torno al 1800 a. C. Sirvan estos ejemplos de muestra del arraigo localista y singular de la cultura artística atlántica, cuando ésta se desentiende de los grandes maestros orfebres y tallistas contemporáneos.

Si tan distinta y tan rica es la cultura de Wessex, ¿qué tenía esta región que no tuvieran otras? Esta pregunta se la planteó Colin Burgess. La respuesta es doble. Wessex era el centro religioso más importante en el II milenio. No debe ser sólo coincidencia que las tumbas más relumbrantes estén localizadas cerca de Stonehenge. Y, por otra parte, Wessex disponía de acceso fácil y directo al Continente desde los puertos de la región de Dorset.